viernes, 14 de enero de 2011

Década de 1970: preludio a la pesadez 1/5

  • 13 de febrero de 1970: lanzamiento del álbum debut de Black Sabbath.
  • 13 de febrero de 1971: Black Sabbath llega a disco de oro en Estados Unidos.
  • Diciembre de 1975: Judas Priest graba Sad Wings of Destiny.
  • 28 de octubre de 1978: Kiss Meets the Phantom of the Park se transmite en la NBC.
  • 11 de diciembre de 1978: Última función de la gira de Ozzy Osbourne con Black Sabbath.

El heavy metal cobró vida justo en el momento en que la salvación de la generación anterior, el rock and roll, pasaba por una desintegración espantosa. Cuatro muertos en un concierto gratuito de los Rolling Stones que se celebró en la pista de carreras de Altamont, en diciembre de 1969, habían conmocionado a la comunidad rock y dejado a la cultura juvenil desilusionada con los ideales pacifistas. Luego, mientras Black Sabbath entraba en las listas de discos más vendidos, en abril de 1970, Paul McCartney impresionó al mundo anunciando la disolución de los Beatles. En vez de reconfortar a su público en un mundo incierto, los gigantes del rock como Janis Joplin, Jimi Hendrix y Jimi Morrison morirían de sobredosis de drogas en menos de un año.

Una hippy disfrutando de la música y la atmósfera en  Knebworth rock festival, 1978 (foto Evening Standard/Getty Images).

Poco después de que John Fitzgerald Kennedy, Robert F. Kennedy y Martin Luther King fueran alcanzados por las balas de los asesinos, también los inventores del rock and roll caían por excesos ingenuos. Cansados y frustrados, los miembros de la "generación del amor", los que habían creado una contracultura, abandonaban las ciudades en manadas, regresando a sus pueblos natales, dirigiéndose a las colinas; cualquier cosa con tal de exorcizar las pesadillas comunitarias de una utopía fracasada. Era el fin de los 60 y de todo lo que esa década representaba. Mientras los "niños de las flores" abrían paso con su oposición a la violencia al militante partido de las Panteras Negras, a las masacres en el campus universitario de Kent y a las revueltas callejeras, cada vez más violentas, protagonizadas por estudiantes desencantados en París, Berlín e Italia, en todas partes morían las viejas esperanzas y eran reemplazadas por un nuevo pragmatismo.

Black Sabbath parecía prosperar en ese clima adverso, y jamás pretendía ofrecer respuestas, más allá de lo ocasional exhortación a amar al prójimo. Aunque la leyenda suele retratarlos como los flacuchos y desamparados, el disco debut de la banda llegó enseguida a los primeros diez discos más vendidos de Gran Bretaña y se mantuvo en ese puesto durante varios meses. La primera gira americana, planeada para el verano de 1970, fue cancelada con motivo del juicio por asesinato al clan Manson. En Estados Unidos había un clima extremadamente hostil hacia los hippies peligrosos. De todas maneras, aquel disco debut también llegó a los primeros puestos de las listas estadounidenses y vendió más de medio millón de ejemplares en su primer año.

BLACK SABBATH en 1978

Vertigo Records se apresuró a obtener más material de sus necesitados y misteriosos conscriptos, interrumpiendo la gira eterna de Sabbath para otra sesión de grabación en septiembre de 1970. Después de un intento ensayo, como era habitual, y con un impulso creativo intensificado, la banda se presentó dos días más tarde con el poderoso Paranoid, su álbum más vendido y hogar de algunas de las canciones más características de Sabbath, como War Pigs, Paranoid y Iron Man.

Si bien Paranoid conservaba el espíritu evocador de Black Sabbath, las temáticas del segundo álbum eran menos místicas y más tangibles. Obsesionado con el daño y la pérdida de control, Ozzy Osbourne, con una voz quejosa, gime sobre los padecimientos de la drogadicción en Hand Of Doom, sobre la guerra nuclear en Electric Funeral, y sobre la conmoción de las batallas en Iron Man. Al igual que la hipnótica pista que daba título a Black Sabbath, el alma de Paranoid también surgía de una canción con insinuaciones al ocultismo, Walpurgis, cuyas poderosas imágenes hablaban de "witches at black masses" (brujas en misas negras) y "sorcerers of death's construction" (hechiceras de la construcción de la muerte). De todas maneras, cuando se grabó para Paranoid, la canción fue ligeramente modificada con el nombre de War Pigs, un cataclísmico himno antibélico que acusaba a los políticos de enviar a los jóvenes y a los pobres a hacer el trabajo sangriento de bancos y naciones.



Sabbath estaba adquiriendo experiencia no sólo en el aspecto musical sino como portavoces generacionales. Geezer Butler, letrista de Sabbath, comenzaba a darse cuenta de que si quería aportar un cambio a la música debía enfrentarse a la fealdad en el frente de batalla. Las nuevas canciones de Black Sabbath buscaban paz y amor; no en las flores de Donovan y Jefferson Airplane, sino en la dura realidad de las guerras y los hornos humanos. Ozzy Osbourne transmitía esas letras como si estuviera en trance, leyendo mensajes de verdad escritos en el cielo.

La revista Billboard anunció alegremente que Paranoid "promete ser tan grande como el primer disco" y, por cierto, las canciones Paranoid y Iron Man estuvieron cerca de entrar en la lista de los cuarenta singles más vendidos en Estados Unidos. Daba la impresión de que todos los cambios musicales de los 60 habían tenido lugar únicamente para abrir el camino a las duras profecías de Sabbath. Compuesto, según se dice, en menos tiempo de lo que llevaba interpretarlo, el frenético tema de tres minutos Paranoid lanzó el segundo álbum de Sabbath al número uno en las listas británicas y al ocho en Estados Unidos.

Mientras la jerarquía del rock and roll implosionaban a su alrededor, los espectadores quedaban abrumados por la intuición de que Black Sabbath estaba dando comienzo a una era musical completamente nueva. "Paranoid es un ancla -dice Rob Halford, vocalista de Judas Priest, en aquel entonces una banda local de Birmingham-. Lo sujeta todo dentro del movimiento del metal en un sólo disco. Está todo allí: los riffs, la interpretación vocal de Ozzy, los títulos de las canciones, el tema de las letras. Es un momento clásico de definición".

BLACK SABBATH. Foto tomada durante el tour Paranoid en enero de 1971.

No pasó mucho hasta que Sabbath se encontrara con ocupas viviendo en su inmenso espacio sonoro. Inspirados acólitos, con contratos discográficos para un sólo disco mientras recorrían el circuito de los centros estudiantiles universitarios, produjeron algunas réplicas sísmicas tempranas y de corta duración después de la gran explosión. El estrafalario grupo Flower Travelin' Band, de Japón, y el tosco Clumsy, de la República Sudafricana, llegaron a grabar versiones de las canciones de Black Sabbath ya en 1970, cuando el vinilo de los discos originales aún estaba secándose. Otros sintieron la motivación de imitar a Sabbath por la perspectiva de ganar dinero rápido. Un álbum de Attila, de 1970, presentaba al joven cantante de Long Island, Billy Joel (que en aquel entonces era crítico de rock y ocasional paciente psiquiátrico), ataviado con un uniforme bélico mongol, tocando un Hammond B3 a alto volumen y con un ritmo de rock duro, maltratando los oídos con las canciones Amplifier Fire y Tear This Castle Down.

Portada del disco Anywhere (1970) de los Flower Travellin' Band.
Los covers del disco: Black Sabbath, el 21st Century Schizoid Man de King Crimson
y una alucinógena versión del Louisiana Blues de Muddy Waters que dura más de quince minutos.

Antes de Black Sabbath, la palabra "heavy" (pesado) se había referido más a un sentimiento que a un estilo musical determinado, y en la jerga hippie describía cualquier cosa que fuera intensa y potente. Jimi Hendrix y los Beatles componían con frecuencia canciones que apuntaban a un break pesado, un puente entre melodías que trataba de unir ideas y emociones en conflicto. El "metal" en "heavy metal" o "metal pesado" aportaba una resistencia férrea a esa lucha, una inquebrantable fortaleza temática que aseguraba la tensión y la emoción desinhibida. Como había ordenado Black Sabbath, el heavy metal era un complejo remolino de neurosis y deseo. Dotado de una fuerza inflexible de engañosa sencillez, el género poseía un apetito omnívoro por la vida.

En cuanto a las palabras concretas: el escritor beat William S. Burrough bautizó a un personaje de su novela Nova Express, de 1964, como "Uranium Willy, el chico del metal pesado". El crítico Lester Bangs, uno de los primeros y más cultos defenseores de Black Sabbath, aplicó más tarde ese término a la música. Anteriormente, "metal pesado" era una terminología bélica del siglo XIX que se utilizaba para describir el poder de fuego, mientras que en química designaba elementos recién descubiertos de alta densidad molecular. Cuando John Kay, de Steppenwolf, autor de la canción Born To Be Wild, aullaba sobre el "heavy metal thunder" (trueno de metal pesado), en 1968, sólo describía el rugido de las motocicletas. Sin Black Sabbath, la frase era un accidente poético, la hueca profecía de mil monos aporreando máquinas de escribir en busca de una Biblia.

Son muy escasas las piedras que un investigador podía levantar en busca de precedentes para definir la manera tan completa en que Black Sabbath generó y encarnó un comienzo nuevo y revolucionario. Otro sospechoso en la cuestión de la paternidad del heavy metal, Jimi Hendrix, negó astutamente toda responsabilidad. Cuando un periodista lo interrogó poco antes de su muerte, el visionario de la guitarra eléctrica dio un paso al costado y proclamó que el heavy metal era "la música del futuro".

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