Uno de los clichés más usados en el mundo, cuando se habla de rock, es la imagen de un tío sosteniendo una guitarra. Los anuncios siempre ponen a un lelo supuestamente tocando la guitarra (y peor aún: ¡con el pelo corto!), muy de vez en cuando lo ponen tocando la batería. Pero nunca tocando un bajo.
Gracias al bajo (eléctrico o acústico) las canciones tienen carácter y personalidad. Y si aparte de eso, el bajista es un hombre (o mujer) de CARÁCTER, los resultados son hipnóticos. Todos tenemos nuestros favoritos. A veces ni nos hemos enterado de lo que hace, sólo sabemos que toca un tema de cierto grupo. Si estás acostumbrado a consumir deprisa, párate un momento, y ya que te sabes todos los temas al derecho y al revés, ahora escucha tratando de poner especial atención en el bajo, en el bajista, en el matiz y el tono que le da al tema.
Hoy en día hay muchos que sólo acompañan, que sólo llenan huecos, cumplen y ya. No es el caso de estos cuatro. Seguro que admiras a Geddy Lee, que le has dedicado algunas pajillas a D'Arcy, que tienes el mal gusto de poner algún que otro CD de Sting en tu reproductor de música, que reconociste a Billy Sheehan apoyando a Steve Vai y que Les Claypool te inspiró para formar tu primer grupo. PERO aquí expondré 4 bajistas con sello propio y carácter que vale la pena recordar o conocer. Así que, si tienes una gran colección de CDs y DVSs con mejores bajistas que los que a continuación mencionaré, pues felicidades tío, déjame un comentario y acúsame. Las siguientes 4 cuerdas cumplen con los requisitos de: sello, gusto, tocan o tocaron rock (no jazz, ni funk-cumbia-ska, ni polka) y sus discos están de rebajas en las tiendas de importación.
1 Empecemos con Dios (es decir, LEMMY de Motörhead). Lemmy no sabe tocar jazz, no le importa ser seleccionado para acompañar a Robert Fripp en una gira por Europa. Pero Lemmy sabe tocar rock and roll, respira y transpira rock and roll. Empezó oyendo a MC5 y copiando sus temas (muy básicas) como (Call me) Animal. Por azares del destino entró a Hawkwind, pero el joven Lemmy no tenía esa "maestría" que se requiere para acompañar e improvisar a lado de cosas como Nik Turner. Hawkwind era un viaje por el espacio, era improvisación y drogas. El rollo de Lemmy es más rock and roll, menos concepto y... las mismas drogas. Cuando salió de Hawkwind y empezó con Motörhead, distorsionó su sonido. Si te enfrentas por primera vez a Motörhead es probable que digas: "tío, esto es puro ruido". Sólo es rock and roll muy electrificado y sin delicadezas. Si tus orejas sólo han escuchado la radio, tardas en digerirlo. Pero cuando ese Rickenbacker con la leyenda "Born to Lose" te atrapa... jamás te suelta. Aparte de la voz de traga-vidrios, el sonido del bajo en intros como las de Iron Fist o (Don't need) Religion hacen que Motörhead tenga ese sello característico que ninguna otra banda tiene. Lo escuchas y dices "es Motörhead... a huevo". Discos recomendados: Iron Fist, No Sleep 'til Hammersmith, Ace Of Spades.
2 En los 70 eran comunes los power-trios. El bajista tenía que llenar muchos huecos a la hora de los requintos, algunos recurrían a los acordes y, a partir de la década de los 80, a los slaps. Otros, como MEL SCHACHER de Grand Funk Railroad, recurrían al gusto (obtenido en su banda previa, ? & the Mysterians, aquellos de 96 tears), al volúmen (Grand Funk ostentó muchos años el liderazgo en cuanto a decibeles) y a la decisión de que su bajo sonara simplemente a un gran bajo. No a teclado, no a guitarra, no a trombón, sólo a bajo eléctrico. Si alguna vez alguien te pregunta: ¿quién tiene el sonido de bajo rockero en toda su expresión?, sin duda, la respuesta es Mel Schacher. Un gran colchón donde el baterista y el guitarrista podían descansar, confiar, nunca caerse, cagarla si querían, tirarse a alguna chica o comer viendo la TV... no importaba, el bajo posturopédico de Schacher aguantaba eso y más. Era tan honorable que sabía dónde callarse (¡ya no hay de esos!). Tan elegante que sólo tocaba una nota ahí donde un novato se hubiera atascado. Amablemente cedía el paso para después HIPNOTIZAR. Como una cobra se movía en la melodía. Sin prisa dejaba pasar los minutos para después... ¡¡¡zasca!!! inyectar el veneno cuando menos lo esperabas. Grand Funk ha sido muy menospreciado y eso está bien. Gracias a eso, el bajo de Mel aún guarda cosas que se pueden aprender y disfrutar. Discos recomendados: Survival, Phoexix y, claro, Grand Funk (mejor conocido como El Rojo).
3 Ya en terrenos "finos" es justo y necesario incluir a JOHN PAUL JONES. No se necesitan historias, ni anécdotas, ni tarjetas de presentación. En un imaginario casting de bajistas, no tendría que hacer fila, ni esperar, ni entregar un curriculum de 40 hojas. Sólo tendría que decir dos palabras: LED ZEPPELIN. En la próxima sonda que recorra el espacio en busca de amazonas-extraterrestras, debemos incluir The Lemon Song, para que esas chicas crean que todos los terrícolas somos tan talentosos como él. Cuando se den cuenta de que no es así, ya habremos saciado nuestros más bajos instintos (incluso hasta podríamos llevar a cabo las travesurillas esas con peces muy de Zeppelin). Y que acaben con la humanidad de una vez al verse engañadas. Jo. Que empiecen por Washington y sigan por la Cámara de Diputados. Imagínate que John Paul Jones debía soportar a Bonzo y a Page (y en algunas grabaciones, parece lo opuesto: Bonzo, Page y Plant hacían un "marco a la medida" para disfrutar a Jones). Era la imagen de otro cliché: ese de "el bajista excelente pero reservado, que no habla en las entrevistas" como John Entwistle en The Who. Estoy de acuerdo con que "el rock" es rebeldía, desmadre, quebrantamiento de reglas, actitud, burlarse de lo conformista y estúpido pero... algunas veces... también es MÚSICA Y MAESTRÍA. Escúchate todo el álbum II de Zeppelin. Ya sabes cómo cantaba Plant, ya intentaste sin éxito tocar el riff de Whole Lotta Love en la guitarra. Ahora, sigue a Jones. ¡Hoy es cuando!
4 La música actual apesta. En buen momento para regresar a los clásicos en lo que sale algo bueno y que valga la pena. Y precisamente por eso hablaremos ahora de PAUL McCARTNEY. No sé qué decir de este ñor (Sir, en inglés) que no se haya dicho ya. Sólo que, como dice un tema de no sé quién: "el tiempo pasaaaaaa y no te puedo olvidaaaaaar". No conozco un beatlemano que no haya soñado con él. Además: tocar la bellísima línea de bajo en Silly Love Songs y ¡¿¡cantar al mismo tiempo!?! Sólo un natural, un maestro, un dotado, un cabrón. Fue el bajista de la "mejor banda del mundo" (ahí es ná). Escucha cualquiera de sus discos con los Beatles o hasta el Wings, Greatest Hits. Un placer. Y todos le dan su lugar: desde Tony Levin hasta Geezer Butler.
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