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domingo, 16 de enero de 2011

Bajo, carácter y personalidad

Uno de los clichés más usados en el mundo, cuando se habla de rock, es la imagen de un tío sosteniendo una guitarra. Los anuncios siempre ponen a un lelo supuestamente tocando la guitarra (y peor aún: ¡con el pelo corto!), muy de vez en cuando lo ponen tocando la batería. Pero nunca tocando un bajo.

Gracias al bajo (eléctrico o acústico) las canciones tienen carácter y personalidad. Y si aparte de eso, el bajista es un hombre (o mujer) de CARÁCTER, los resultados son hipnóticos. Todos tenemos nuestros favoritos. A veces ni nos hemos enterado de lo que hace, sólo sabemos que toca un tema de cierto grupo. Si estás acostumbrado a consumir deprisa, párate un momento, y ya que te sabes todos los temas al derecho y al revés, ahora escucha tratando de poner especial atención en el bajo, en el bajista, en el matiz y el tono que le da al tema.

El bajo es similar en apariencia y construcción a la guitarra, pero con un cuerpo de mayores dimensiones,un mástil
de mayor longitud y escala y, normalmente, cuatro cuerdas afinadas según la afinación estándar del contrabajo.

Hoy en día hay muchos que sólo acompañan, que sólo llenan huecos, cumplen y ya. No es el caso de estos cuatro. Seguro que admiras a Geddy Lee, que le has dedicado algunas pajillas a D'Arcy, que tienes el mal gusto de poner algún que otro CD de Sting en tu reproductor de música, que reconociste a Billy Sheehan apoyando a Steve Vai y que Les Claypool te inspiró para formar tu primer grupo. PERO aquí expondré 4 bajistas con sello propio y carácter que vale la pena recordar o conocer. Así que, si tienes una gran colección de CDs y DVSs con mejores bajistas que los que a continuación mencionaré, pues felicidades tío, déjame un comentario y acúsame. Las siguientes 4 cuerdas cumplen con los requisitos de: sello, gusto, tocan o tocaron rock (no jazz, ni funk-cumbia-ska, ni polka) y sus discos están de rebajas en las tiendas de importación.


 1  Empecemos con Dios (es decir, LEMMY de Motörhead). Lemmy no sabe tocar jazz, no le importa ser seleccionado para acompañar a Robert Fripp en una gira por Europa. Pero Lemmy sabe tocar rock and roll, respira y transpira rock and roll. Empezó oyendo a MC5 y copiando sus temas (muy básicas) como (Call me) Animal. Por azares del destino entró a Hawkwind, pero el joven Lemmy no tenía esa "maestría" que se requiere para acompañar e improvisar a lado de cosas como Nik Turner. Hawkwind era un viaje por el espacio, era improvisación y drogas. El rollo de Lemmy es más rock and roll, menos concepto y... las mismas drogas. Cuando salió de Hawkwind y empezó con Motörhead, distorsionó su sonido. Si te enfrentas por primera vez a Motörhead es probable que digas: "tío, esto es puro ruido". Sólo es rock and roll muy electrificado y sin delicadezas. Si tus orejas sólo han escuchado la radio, tardas en digerirlo. Pero cuando ese Rickenbacker con la leyenda "Born to Lose" te atrapa... jamás te suelta. Aparte de la voz de traga-vidrios, el sonido del bajo en intros como las de Iron Fist o (Don't need) Religion hacen que Motörhead tenga ese sello característico que ninguna otra banda tiene. Lo escuchas y dices "es Motörhead... a huevo". Discos recomendados: Iron Fist, No Sleep 'til Hammersmith, Ace Of Spades.



 2  En los 70 eran comunes los power-trios. El bajista tenía que llenar muchos huecos a la hora de los requintos, algunos recurrían a los acordes y, a partir de la década de los 80, a los slaps. Otros, como MEL SCHACHER de Grand Funk Railroad, recurrían al gusto (obtenido en su banda previa, ? & the Mysterians, aquellos de 96 tears), al volúmen (Grand Funk ostentó muchos años el liderazgo en cuanto a decibeles) y a la decisión de que su bajo sonara simplemente a un gran bajo. No a teclado, no a guitarra, no a trombón, sólo a bajo eléctrico. Si alguna vez alguien te pregunta: ¿quién tiene el sonido de bajo rockero en toda su expresión?, sin duda, la respuesta es Mel Schacher. Un gran colchón donde el baterista y el guitarrista podían descansar, confiar, nunca caerse, cagarla si querían, tirarse a alguna chica o comer viendo la TV... no importaba, el bajo posturopédico de Schacher aguantaba eso y más. Era tan honorable que sabía dónde callarse (¡ya no hay de esos!). Tan elegante que sólo tocaba una nota ahí donde un novato se hubiera atascado. Amablemente cedía el paso para después HIPNOTIZAR. Como una cobra se movía en la melodía. Sin prisa dejaba pasar los minutos para después... ¡¡¡zasca!!! inyectar el veneno cuando menos lo esperabas. Grand Funk ha sido muy menospreciado y eso está bien. Gracias a eso, el bajo de Mel aún guarda cosas que se pueden aprender y disfrutar. Discos recomendados: Survival, Phoexix y, claro, Grand Funk (mejor conocido como El Rojo).



 3  Ya en terrenos "finos" es justo y necesario incluir a JOHN PAUL JONES. No se necesitan historias, ni anécdotas, ni tarjetas de presentación. En un imaginario casting de bajistas, no tendría que hacer fila, ni esperar, ni entregar un curriculum de 40 hojas. Sólo tendría que decir dos palabras: LED ZEPPELIN. En la próxima sonda que recorra el espacio en busca de amazonas-extraterrestras, debemos incluir The Lemon Song, para que esas chicas crean que todos los terrícolas somos tan talentosos como él. Cuando se den cuenta de que no es así, ya habremos saciado nuestros más bajos instintos (incluso hasta podríamos llevar a cabo las travesurillas esas con peces muy de Zeppelin). Y que acaben con la humanidad de una vez al verse engañadas. Jo. Que empiecen por Washington y sigan por la Cámara de Diputados. Imagínate que John Paul Jones debía soportar a Bonzo y a Page (y en algunas grabaciones, parece lo opuesto: Bonzo, Page y Plant hacían un "marco a la medida" para disfrutar a Jones). Era la imagen de otro cliché: ese de "el bajista excelente pero reservado, que no habla en las entrevistas" como John Entwistle en The Who. Estoy de acuerdo con que "el rock" es rebeldía, desmadre, quebrantamiento de reglas, actitud, burlarse de lo conformista y estúpido pero... algunas veces... también es MÚSICA Y MAESTRÍA. Escúchate todo el álbum II de Zeppelin. Ya sabes cómo cantaba Plant, ya intentaste sin éxito tocar el riff de Whole Lotta Love en la guitarra. Ahora, sigue a Jones. ¡Hoy es cuando!



 4  La música actual apesta. En buen momento para regresar a los clásicos en lo que sale algo bueno y que valga la pena. Y precisamente por eso hablaremos ahora de PAUL McCARTNEY. No sé qué decir de este ñor (Sir, en inglés) que no se haya dicho ya. Sólo que, como dice un tema de no sé quién: "el tiempo pasaaaaaa y no te puedo olvidaaaaaar". No conozco un beatlemano que no haya soñado con él. Además: tocar la bellísima línea de bajo en Silly Love Songs y ¡¿¡cantar al mismo tiempo!?! Sólo un natural, un maestro, un dotado, un cabrón. Fue el bajista de la "mejor banda del mundo" (ahí es ná). Escucha cualquiera de sus discos con los Beatles o hasta el Wings, Greatest Hits. Un placer. Y todos le dan su lugar: desde Tony Levin hasta Geezer Butler.

miércoles, 12 de enero de 2011

Biografías: Led Zeppelin

"En el concierto de Led Zeppelin, el resultado pretendido pareciera ser la creación de energía en los ejecutantes y el público. Para que esa magia tenga éxito es preciso que toque las fuentes de la energía mágica, y eso puede ser peligroso". Las palabras son de William Burroughs, del artículo La Magia Del Rock. El psicotrópico autor lo escribió después de asistir a uno de los recitales del grupo en febrero de 1975 en el Madison Square Garden, de Nueva York.

Cinco años después, la imagen de John Bonham ahogado en su propio vómito tras una larga juerga con su chofer, parecía confirmar el sentido oscuro de la cita mencionada. ¿Sería que el poder de sortilegio de Led Zeppelin se cobraba su precio con la vida de Bonzo? Para la prensa amarillista, gustosa de ensañarse con lo oculto y escabroso, todo calzaba. Era el fin de una banda que jugueteaba con lo oscuro, desde las interpretaciones de la letra de Stairway To Heaven , pasando por las misteriosas runas de la portada del Led Zeppelin IV, hasta accidentes y muertes rondando a sus integrantes. 

LED ZEPPELIN. De izquierda a derecha: John Paul Jones, John Bonham, Jimmi Page y Robert Plant.

Pero lo que Burroughs insinuaba era que la oculta fuerza conjurada por los Zep en escenarios y álbumes no era más que energía musical llevada hasta la cima en 12 años de carrera. Al menos eso es lo que preferimos entender. ¿Pactos con Satanás, brujerías varias? Solo especulaciones baratas.

Lo real, lo tangible en Led Zeppelin fue su rock alimentándose de un profundo blues, denso, superlativo y poderoso. Esta música tuvo que viajar desde el Delta del Mississippi hasta Inglaterra para mutar en lo que la banda generó. Y no podía ser de otra manera: Jimmi Page y John Paul Jones eran desde antes dos de los músicos de sesión más cotizados y respetados del Reino Unido, que actuaron de soporte para estrellas como Dusty Springfield o John Mayall. En la ruda escuela del trabajo de estudio, asimilaron el estilo, depuraron la técnica y se llenaron de una potencia que más tarde sería liberada. Por su parte, Robert Plant hizo avanzar un paso adelante lo que se entendía por frontman.

Arrancando en un erotismo a lo Mick Jagger, Plant puso su propio sello sexual con una voz que al gemir y acariciar explotaba un filo ambiguo y sorprendente. Bonham, a su vez, desde la batería, dejó que el ritmo crudo y profundo avanzara sin freno. Alejado de ornamentos, pero a la vez muy meticuloso, Bonzo debe ser considerado como el fundador del estilo de "baterista aplanadora", mal copiado hasta el asco en la posteridad. Mención aparte es el trabajo en estudio para lograr el sonido exacto de su instrumento, posicionando micrófonos en el techo o a tres metros de distancia, engendrando un sobrecogedor efecto de peso y profundidad.



Eso fue Led Zeppelin en el origen. Lo que vino posteriormente fue un cuidadoso viaje de ascenso y enriquecimiento. El martillo de los dioses que buscaron daba golpes que eran, por momentos, un matiz de elegante folk. Y esa resonancia étnica podía ser británica, oriental o jamaiquina. Ellos fueron siempre un grupo de oídos abiertos al resto del mundo. Otro golpe era la imaginería celta, quizás su mayor aporte conceptual al heavy metal. El siguiente impacto es una músia de muchos decibeles pero extremadamente compleja, donde los dedos de Page se confabulaban con todas las guitarras. Su aliado era el glamoroso multinstrumentismo de Jones. Es lo progresivo con una apariencia de hard rock exitoso hasta el mareo. En medio de esto, Plant se las arreglaba para ser una voz indomable sobre el escenario. El resultado total es puro lujo.

Cuesta hablar de canciones sin mencionar los discos completos. Y es difícil aislar sus placas sin romper la armonía de una carrera casi sin puntos bajos. Hay tanto para elegir y es todo tan grande. Digamos simplemente que entre Led Zeppelin (1969) y Physical Graffiti (1975), por ejemplo, podemos oír la mayor parte del mejor rock de los 70. Eso sin contar su desempeño en vivo. Tanto es así, que la película The Songs Remains The Same no es más que un pálido reflejo de lo que el grupo era capaz de hacer en directo, con fervorosas actuaciones que superaban las tres horas a estadio lleno.

Álbumes de estudio de Led Zeppelin (1969-1982)

La parte más visible del poder invocado por Led Zeppelin pudo haber sido lo que rodeó a lo musical. Con ellos se consagra el estilo de rock star salvaje qu tantos otros imitaron y hasta superaron. Destrucción de suites lujosas, televisores volando por la ventana, escándalos sexuales varios y frecuentes detenciones eran parte del reguero que dejaba el huracán Zeppelin a su paso. Todo bajo la atenta mirada del imponente Peter Grant, el duro manager que no dudaba en irse a los puños para salirse con la suya. Y, más allá del matonaje, Grant fue parte insustituible del arrasador éxito del grupo, negociando algunos de los mejores contratos de la época para una banda de rock.

La apoteosis de la gira europea de 1980 fue el atronador final de Led Zeppelin. En septiembre de ese año, la muerte John Bonham cerró con dolor una de las carreras grupales más brillantes, furiosas e influyentes de la historia del rock. Sus compañeros de banda entendieron que para un artista único como Bonzo no había reemplazante posible, y sólo quedaba disolver el clan para salir al mundo y sobrevivir de cualquier manera. Era el comienzo del fin de los auténticos depredadores mayores del rock. Los 70 se cerraban en funeral, y algo distinto debía nacer. Led Zeppelin no sería parte de los nuevos tiempos, por los menos no con una carrera activa, pero el murmullo de sus geniales riffs, el trueno de sus tambores, el relámpago vocal y la suave brisa de sus teclados se convirtió en el eco de un big bang que no podemos dejar de oír.

Fecha de lanzamiento Título Discográfica
12 de enero de 1969 (USA) Led Zeppelin Atlantic
22 de octubre de 1969 Led Zeppelin II Atlantic
5 de octubre de 1970 Led Zeppelin III Atlantic
8 de noviembre de 1971 Led Zeppelin IV Atlantic
28 de marzo de 1973 Houses of the Holy Atlantic
24 de febrero de 1975 Physical Graffiti Swan Song
31 de marzo de 1976 Presence Swan Song
15 de agosto de 1979 In Through the Out Door Swan Song
19 de noviembre de 1982 Coda Swan Song
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